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Channel: Academia de Chimpancés (con peluca)
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Juegos Reunidos

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Los auténticos Juegos de invierno se celebran bajo el edredón. Eso lo sé yo y los sabéis también vosotros. No disimuléis que no cuela.
De todos modos, cuando llegan los otros, los olímpicos, se solidifica nuestra curiosidad como una estalactita y no podemos dejar de engancharnos a las modalidades más absurdas.

El fervor patrio nos llevó a ver a nuestro patinador preferido, Jesús Fernández, que luchaba por una medalla en el pabellón de Sochigrado (que es un ciudad que no se conoce ni el tom-tom, aunque preguntando se llega a cualquier parte).
Instalamos la pantalla gigante más pequeña del mundo y nos dispusimos a ver deslizarse sobre el sólido elemento a nuestro simio.

Hicimos una búsqueda rápida en google y nos esperábamos a este señor.


Nos extrañó su edad (no tenía pinta de grácil patinador) y que fuera vicario general de la diócesis de León y próximo obispo auxiliar de Santiago de Compostela. Como el clero siempre ha demostrado una gran habilidad para manejarse en terrenos resbaladizos, supusimos que sería un virtuoso de técnica excelsa.
Luego resultó que no, que el patinador finalista se llama Javier Fernández y es otro mono diferente.

Su estilismo de la primera manga nos pareció inapropiado:


El de la ronda final nos pareció muchísimo mejor:


El chaval lo bordó. Un fiera.
Luego nos sisaron la medalla porque los jueces no nos respetan. Menudos tiquismiquis. Desde lo de Paquito Fernández Ochoa nos la tiene jurada esa gente.
Eso sí, el orgullo nacional quedó intacto.

En otras modalidades, en lugar de a la medalla optamos a meternos entre los 20 primeros y tampoco lo logramos. Hay deportes tan absurdos como el skeleton, que ya de por sí tiene un nombre de risa.
El skeleton consiste en tirarse como un loco por una pista de hielo con un trineo y de cabeza. Bien. ¿Y por qué no con las manos atadas a la espalda? Ya puestos...
La aerodinámica de las orejas resulta fundamental, por lo que pudimos apreciar. En la Academia sugerimos que para los próximos juegos mandemos a un tío mucho más gordo y que la gravedad haga el resto (recuerdos difusos de EGB).



Lo que no deja de sorprendernos es la juventud de los participantes. Claro, te acostumbras a ver al Príncipe en Formigal esquiando chinochano y luego te crees que esto es más señorial. Y no. Aquí la gente va a cara de perro a por el triunfo. Así acaban pegándose esas hostias, claro. Pero la gloria olímpica lo merece.

La checa Eva Samkova ganó a sus 20 añitos el oro en snowboard cross, una de las pruebas más espectaculares que se han visto en esta primera semana. Cuando enfocaron su celebración entusiasta descubrimos que llevaba... ¡un bigote!


La tía se pinta un mostacho como talismán. Y por lo visto le funciona muy bien porque arrasó.
Se ven cosas muy pintorescas en los juegos de invierno. Ya verás como Vladimir Putin le encuentra alguna pega.
Menudo es él.
Más macho que ninguno.



Y queda el curling. Pero poco puedo añadir que no se haya dicho ya. Mi única contribución al análisis de este complejo fenómeno deportivo es que el curling femenino me parece mucho mejor que el masculino.

Esta vez he decidido vivir el hockey sobre hielo con más alicientes. Un día antes de que empezara la competición me propuse elegir a un selección y seguirla fervorosamente. Elegí a Canadá, no sé muy bien por qué.
Del desarrollo de la primera fase podemos deducir que no ha sido una mala elección. Que somos el mejor equipo de la historia de la humanidad y que vamos a ganar el oro sin sudar.

Ya supongo que se debe de sudar poco sobre el hielo, pero ya me entendéis.


No saben cómo paranos.

Y ahora a seguir divirtiéndose. Ese tendría que ser el único espíritu olímpico posible.
Freestyle!!!




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