Decía Julio Verne (en mi casa le llamamos "Juerne") que si te aburres lo mejor es que te des una vuelta al mundo. Que así se te pasa fijo. Y eso, puedo jurarlo, cuesta hoy en día 80 jornadas, yendo ligero y siempre hacia oriente (en barco, en elefante, en tren...)
No sería justo decir que me aburría con el blog. Eso es imposible. Este espacio es casi un santuario para mí. No porque haya nada valioso en él (que a lo mejor) sino porque vienen monos (¡vosotros!).
Muchos os asomabais a esta ventana durante mi viaje y preguntabais: "¿qué pasa? ¿lo dejas?". Yo no sabía qué decir, claro, porque a lo mejor estaba en Bombay, Hawai, Tijuana o Singapur, y ya sabéis que soy algo torpe y no me aclaro con el telégrafo.
No me aburría pero casi. Y todo porque había perdido el timing, la perspectiva, el flow... (RAE, ven a mí)
He pensado echarle la culpa al trabajo. Aunque siempre que lo intento me acuerdo de todo el estrés laboral y emocional que me ha ayudado a canalizar siempre este sencillo acto de escribir.
Durante el barbecho, me he sentido muchas veces un
Quería tener una buena reflexión de regreso, algo grande, digno, una buena excusa, una explicación o un post brillante.
Y al final creo que no. Que algo me dice que esto nunca funcionó así. Que la Academia empezó sin plan y seguirá sin plan. Tengo millones (OJO) de ideas guardadas para el momento de la eclosión, cuando recupere la frescura. Y sé que algún día, en algún momento, en algún lugar, este puto simio tendrá su momento de inspiración y hará que os cojáis de las manos para bailar una sardana cósmica, para celebrar que la frase perdida como el Arca Perdida ha sido rescatada y que la espera ha merecido la pena.
Mientras tanto cito al gran pensador griego Sócrates: "La verdadera sabiduría está en reconocer..."
Bah, que le den a Sócrates. Ha sido un lunes de otoño jodidamente oscuro.
Os pongo una foto de lo que ha sido el blog para mí estos últimos 80 días.
Pero tranquilos, puedo anunciar con orgullo que EL BLOQUEO HA MUERTO.