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Channel: Academia de Chimpancés (con peluca)
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¡Oro en Huesca!

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La historia me la contó Carlos Garcés Manau, un oscense de los buenos, de los que hacen cosas. Mi post son 20 latigazos en la espalda comparados con la gracia con la que lo cuenta él.



10 de octubre de 1955, un grupo de obreros de la construcción trabaja en un solar de la calle del Parque. Uno de ellos, Valeriano Buisán, golpea con el pico lo que parece un recipiente de cerámica. En el interior encuentra algo que no le impresiona demasiado, "hojalatas de los chorizos", según su propio relato de los hechos.
En realidad, visto más de cerca por gente que entiende, se trata del mayor descubrimiento de monedas de oro almohades (del siglo XII). Se podía decir que su valor arqueológico era incalculable, aunque el bueno de Valeriano, aragonés obstinado, se empeñó en calcularlo.
Pesó las monedas: 1 kilo 300 gramos, y al día siguiente empezó a venderlas.



La edición local de la Nueva España se hizo eco del hallazgo 5 días después. La hemeroteca no me deja mentir, el titular era bastante claro: "¡Centenares de monedas de oro en el suelo de Huesca! Han sido halladas en la Zona del Ensanche de la capital por un obrero".
El revuelo pilló a nuestro Indiana Jones en Barcelona, hospedado en casa de su hermana y liquidando el tesoro como buenamente le daba Dios a entender. Dos inspectores de policía lo interceptaron, y el 17 de octubre estaban de vuelta él y todas las monedas que había vendido o regalado.

También el ABC lo recogía:



Imaginad el revuelo en Huesca.
El 20 de octubre, la Nueva España fue a entrevistar al interfecto y en la descripción de su casa dejó este párrafo para la historia:
"La planta baja está totalmente ocupada por “calés”. Guapas ellas, ellos, “morenos”. En todos un humor de circo. Viven bien porque se han hecho esta composición de lugar: la risa engorda. ¡Qué lo diga la “Mandunga”, con mayor frontón que el del Parque del Deporte! Les preside el “Rey”, a cuya vera nacen, crecen y ¡no mueren! sus descendientes”. El reportero les hace, incluso, algunas preguntas: “-¿Vieron ustedes las monedas? Sí, señor. Relucían como ojos de gato en la noche. -¿No les apetecían? Ay, no, señor. Nosotros no queremos lo que no es nuestro. “Semos” gitanos muy honrados que nos ganamos el pan como Nuestro “Siñor” manda".

Al final al señor Valeriano le leyeron la cartilla sin más. Y contento se quedó, porque le tocó un buen pellizco del valor de tasación de las 496 monedas, que fueron enviadas a Madrid, no sin cierta polémica, porque algunos creían que debían guardarse en el Museo de Huesca.
¿Dónde están ahora?

Las busqué y las encontré en el Museo Arqueológico Nacional.



Catalogadas como el "Tesoro de Huesca", son monedas árabes de curso legal en un territorio conquistado por cristianos, y ocultas junto a la antigua Judería. Pero ¿qué más historias esconden? ¿Quién las dejó allí y por qué? ¿Alguien enterró el tesoro antes de una batalla o antes de una huida precipitada?
Algún día tengo que hacer mi propia conjetura y atreverme a escribir el drama de esa terrible fortuna abandonada durante siglos.
O si vosotros ya tenéis un buen principio, os regalo este final.


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