Nunca ha sido más impresionante mi querido teléfono móvil que esta mañana, tras caerse al suelo y con un golpe seco ¡clac! quedarse hecho un ecce homo.
Se ha hecho añicos la pantalla, como puede verse en la foto, sin embargo el móvil seguía funcionando. Eso es orgullo. ¿Quién no ha estado hecho pedazos y se ha crecido ante el castigo, haciéndose el guapo y tirando hacia delante? O al menos se ha rebelado un poco ante las circunstancias adversas.
Ya está cambiada la pantalla y cicatrizadas las heridas.
Ahora funciona todo bien, pero tiene varias certezas. La primera, es vulnerable. La segunda, es resistente. La tercera y última, tiene un dueño torpe.
Muy muy torpe.