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Channel: Academia de Chimpancés (con peluca)
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El reflejo (historia de un corredor)

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Las cosas como son. Cuando salgo a correr no suelo pensar en el blog ni en vosotros, monos amables.
A veces pienso en el trabajo o en cosas realmente serias. Pero en el blog nunca.
Salvo ayer, que recibí una inspiración evangélica. No fue una lengua de fuego sobre mi cabeza, tranquilos. Fue mi propio reflejo en un escaparate. Allí estaba mi "yo atleta". Y junto a él estaba mi post.

Correr es sensacional. Hablar de correr, una vulgaridad.
Pero se trata de algo muy diferente. La imagen que devolvió ese espejo fortuito fue como una de esas fotografías instantáneas que te roban el alma. Me quedé mirando asombrado. Aquel picasso... era yo.

Empecemos el repaso por la camiseta de propaganda. O a veces una camiseta vieja (de las de antes, de las que sobreviven a 800.000 lavados).
Pantalón corto antiguo. Vintage, que dicen los modernos. Me di cuenta de que llevaba un pantalón que tiene (ojo al dato) 15 años. Tengo alguna más reciente, de hace 10 años aproximadamente. E incluso hay uno que todavía uso y que lo compré en una tienda de deportes que ya no existe hace 21 años. ¡21! Recuerdo que me lo ponía cuando hacía educación física en el instituto.
No sé si esto habla bien o mal de mí. Lo que está claro es que mañana me compraré uno nuevo por vergüenza torera. Uno de los baratos, claro.

¿Pulsómetro y reloj? Me encantan esas mierdas. Pero la mayoría de las veces me gusta sentir solamente mis propias sensaciones. Mi respiración, mis latidos, mi oquedad craneal...

Ojo que llega el turno de los calcetines. Salgan de la sala los espíritus sensibles.
¿Hay calcetines de correr? Sinceramente, no lo sé. Yo selecciono los calcetines para correr siguiendo un estudiado patrón. Si es blanco es de deporte.
Lo fundamental es que vayan a juego con las zapatillas blancas de correr, el único elemento digno de mi vestuario. Se trata de un regalo, por supuesto. Me miro en el espejo y siento una vergonzante conciencia de mi sinsentido de la moda.

Os juro que estuve una vez en el Decathlon. Hice una lista pero no compré nada.
¿Alguien más tiene este síndrome de Diógenes de la ropa deportiva?

Yo me estoy planteando pasarme al atletismo nudista.
Si sólo se salvan las zapatillas, dejemos las zapatillas y quitemos todo lo demás.
La mezcla justa entre pragmatismo y erotismo.


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