"En un mundo podrido y sin ética, a las personas sensibles sólo nos queda la estética" decía Makinavaja, el genial personaje del también genial Ivá (1941-1993).
Vamos a contar algo bueno, joder, ya vale de crisis y amargura. Basado en un hecho real, como en los telefilmes siesteros de la tarde.
Si hablo de Nuevas Generaciones Huesca pensaréis en seguida en muchachos con el jersey atado a los hombros, flequillo y cara de no haber roto un himen, y en muchachas con mechas, escote moderado y cara de no haber... bueno, con cara. Los líderes del mañana, la repanocha. Pero no, el post no va de eso.
Fuera de bromas (que no se enfaden los peperos, que aquí les queremos igual que al resto de monos), dejemos los prejuicios a un lado, porque Nuevas Generaciones Huesca es un equipo de futbito compuesto por niños gitanos del Barrio del Perpetuo Socorro.
Con el fin de que no se pasaran todo el día en la calle, la Asociación del Barrio montó este equipo benjamín. Y es que jugar y convivir en equipo es importante, hay pocas escuelas de la vida mejores que el deporte.
Los chavalines podían entrenar en el pabellón de Pío XII una hora a la semana (gentileza del ayuntamiento). El resto de entrenamientos eran en la calle, utilizando conos y palos de escoba para las porterías. La imaginación al poder. Un show.
La cosa es que eran buenos, muy buenos. Ganaron la liguilla de Huesca y se presentaron con toda humildad en la fase autonómica de Zaragoza. Pensemos que la mayoría de sus padres están sin trabajo y no fue sencillo acudir. Pintaron con un rotulador los números en la camiseta y se subieron a un autobús pagado por el Gobierno de Aragón.
A pesar de que eran benjamines de primer año y jugaban contra niños un año mayores, ganaron la final al Fuenfresca de Teruel.
Quedaba ir a representar a Aragón en el campeonato de España que se iba a disputar en Cullera (Valencia). ¿Cómo iban a financiar las camisetas, el viaje y los tres días de estancia?. Las administraciones ya no daban un euro más, tocaba buscarse la vida.
Si tienes una historia tienes siempre una oportunidad, una última bala. Eso he pensado yo siempre, y no es mal consejo para los emprendedores (empresariales, sociales y culturales) que intentan levantar el país con el cuchillo entre los dientes.
Empezaron contando su historia en Radio Huesca. Y consiguieron inmediatamente patrocinadores para las nuevas camisetas: Cierzo y Milar Electrovisión, dos comercios locales que dieron un paso al frente para ayudar.
La historia siguió saltando de medio a medio, llegó al Heraldo de Aragón, al Marca, a las radios nacionales... hasta que Coca-Cola se la sacó y decidió sufragar todos los gastos de viaje y alojamiento.
La historia de los niños que jugaban a fútbol en la calle tenía un final de película.
No ganaron la fase nacional, aunque hicieron un gran papel.
Sé que es una moraleja fácil, pero si en todos los ámbitos de la vida nos diera por colaborar de la misma manera, otro gallo nos cantaría.