Traemos muchas cosas hoy, todas prescindibles. Pero no siempre se puede asegurar calidad, en ocasiones hay que hacer posts al peso. En la lonja de temas hemos comprado un surtido deportivo. Ya sé que no es vuestro sabor preferido de blog, no os preocupéis, aunque la cosa empiece mal todavía puede empeorar.
El deporte, ese gran desconocido por todos los profesores de educación física que he tenido en mi vida. A uno de ellos sólo lo veíamos correr de verdad cuando a una chica le daba un tirón o sufría una molestia muscular. Cómo se desplegaba el tío. Ni los cascos azules. ¡Ni la caballería cosaca!
Y dentro del deporte, ay, las noticias deportivas del telediario. ¿Qué tema ese, verdad? 46 minutos de dimes y diretes futbimónguers y luego, con suerte, una frase de despedida polideportiva. Bueno, una frase tal vez sea mucho pedir. Recuerdo una vez que el señor de los deportes puso cara de querer decir "Han comenzado los Juegos Olímpicos de Invierno", pero como había consumido su tiempo hablando del nuevo tatuaje de un futbolista tuvo que decir solamente "Han" y dejar que los espectadores nos imaginamos el resto. Fue emocionante. Periodismo de raza.
¿Por qué existe el/la "de los deportes"? A veces son dos, o incluso más, y es todavía más terrible. Si el rol no exige ningún tipo de preparación específica ¿por qué no da esas noticias el presentador titular? Es como si Blanco, Prats o Piqueras dijeran: para hablar de esta mierda que venga uno sin apego a la vida.
Pero bueno, esto es otra historia.
A lo que voy es que se les nota que odian el deporte. Joder, les da como repelús. Se pueden pegar meses sin hablar de baloncesto (o darle 2 minutos a regañadientes si ganamos el oro en el Eurobasket de los nombres flipantes), eso sí, como una ex-estrella NBA sufra un soponcio en un burdel de Nevada entonces son capaces de abrir con ese titular. Amarillismo viscoso. O lo que ellos mismos denominan "la edad de oro del periodismo deportivo".
Y resulta que la Copa del Mundo de rugby pasa delante de sus narices sin pena ni gloria. Y a mí eso me enerva. Porque el mundial de rugby es un espectáculo formidable, de los que te pone los pelos de punta. Uno de esos eventos en los que, por muy profesionalizado que esté, se respira nobleza y (¡ojo ahí!) deporte.
A ver, se respira deporte en el sentido metafórico. No huele a sudor. La alta definición todavía no llega a tanto.
Excluidos los medios masivos como transmisores del entusiasmo por el acontecimiento, me queda el blog. Pero como ya estáis resabiados y no entráis a nada, tengo que echar mano de mis mejores trucos.
¿Cómo he conseguido sentir el máximo interés por la liga de fútbol? Con la guerra fría del Comunio.
¿Cómo puedo seguir diariamente la NHL? Gracias a la quiniela de tuiteros.
Por eso os he traído a vuestras pantallas una vez más... la porra del Mundial de rugby (2015 Edition).
A esto no vais a poder resistiros. Sois primarios. Sois como yo.
Sé que mi larga ausencia de la blogosfera puede hacer que la convocatoria caiga en saco roto y al final no apueste ni el gato. Estoy dispuesto a correr el riesgo. Uno no seguiría en esto del blog si tuviera la moral quebradiza.
¿El premio?
Elegir el tema de una semana temática o, en su defecto, un premio sustitutivo negociado entre todos.
Además de nuestra admiración eterna, claro.
¿Qué hay que hacer?
Acertar los finalistas.
Por un lado del cuadro tenemos:
El ganador del Sudáfrica - Gales se medirá en semifinales al ganador del Nueva Zelanda - Francia.
Y por el otro lado:
El ganador del Irlanda - Argentina contra el ganador del Australia - Escocia.
Es decir: Un finalista entre: Sudáfrica, Gales, Nueva Zelanda o Francia.
El otro entre Irlanda, Argentina, Australia y Escocia.
Si ya no os pica la curiosidad con una porra absurda sin premio definido... ya no sé qué clase de monos estamos criando.
No se pueden repetir apuestas (alguna ventaja tienen que tener los comentaristas madrugadores). Pero recordad que las sorpresas ocurren en el deporte constantemente. Y si no recordad cuando aquel equipo desconocido le ganó a ese otro equipo famoso... boh, si hasta aquí no ha llegado leyendo nadie. Para qué esforzarme en encontrar un símil con chispa.
Voy a aprovechar vuestra deserción para contaros mi plan de juntaros a todos en el gimnasio y exterminaros con gas sarín.