Creo que tengo el peor trabajo del mundo. El peor con diferencia.
Empiezo la mañana en el desayuno-buffet de cualquiera de los hoteles de Marbella. Da igual cuál me haya tocado ese día, durante el verano acabaré estando en todos. ¿Haciendo de camarero? No, hombre, no. Llego, saludo, me acercan un café... La consigna es “actúa con naturalidad” y yo lo bordo. Aunque con el tiempo he sumado a mi repertorio una cuantas poses sugerentes.
Me hacen fotos para el catálogo, la web o vaya usted a saber. Me dejan comer ¿eh? Me pongo tibio en el buffet libre porque es mi obligación.
Luego a la piscina. Unas veces la tumbona está fría, otras veces quema. Un sinvivir. Me tengo que poner crema protectora cada dos horas por lo menos. Y si me duermo no te creas que guardan silencio respetuoso, qué va, los fotógrafos siguen a lo suyo. Hasta para nadar tengo que mantener las formas. Nada de tirarme a bomba, ni nadar a estilo perro, ni hacer el tiburón blanco... sólo me permiten la natación fina.
¡Qué ganas de disfrutar por fin de mis vacaciones! Porque el trabajo me va a matar. Salgo de la piscina y ya está la comida preparada. La misma rutina de siempre. A veces me sientan en la mesa con 2 o 3 supermodelos suecas. ¿Y si resulta que no me apetece? ¿Y si ese día no estoy para supermodelos? Pero les da igual, lo que yo piense no importa. La obsesión con las modelos es enfermiza. Si me descuido me las ponen hasta en la cama mientras echo la siesta.
Yo elegí este trabajo y no me queda otra que apechugar. Pero de verdad que hay días en los que lo mandaría todo a freír espárragos. Ya me disculparéis este mosqueo tan tonto, pero es que lo de las modelos en bikini lo llevo fatal.
Luego está lo de ir a la playa por la tarde. Qué os voy a contar que vosotros no sepáis. Las olas me marean, el agua está demasiado salada, la arena se te mete por todas partes... Y venga rubias escandinavas de proporciones perfectas. “¿Le unto la crema protectora por la espalda con mi torso desnudo, señor?” me toca oír. Pero vamos a ver, ¿señor?, ¿de verdad?, ¿tan mayor parezco?
Y las 4 cañas en el chiringuito que no falten. Siempre que tenga suerte y no caiga un mojito o un gintonic multifrutas. Me pagan muy bien porque tengo un don para las fotos. Tú me ves en el dossier de la agencia de viajes y dices: ¡cómo se lo está pasando este cabrón! Todos pican y pagan. Aunque por dentro soy el payaso triste, un currante chamuscado, una hormiguita en el más bajo escalón evolutivo del proletariado.
Por suerte, incluso el infierno tiene su recreo. Hoy es el último día de sufrimiento playero; mañana empiezan mis vacaciones.
Tengo previsto encerrarme en casa, suspender mis hábitos de higiene básicos y jugar 20 horas seguidas al solitario spider.
Cuando empiece a relajarme discutiré muchísimo en los comentarios de las noticias de los medios digitales, inventaré insultos terribles. Siempre con las persianas bajadas, para que nadie pueda verme cocer en mi propio jugo dentro de un chándal de tactel. Solos, por fin, mi lince disecado y yo.
Seré feliz encerrado durante 15 maravillosos días.
Vivo con la mente puesta constantemente en mis vacaciones. Siempre he sido un soñador.
Esta ha sido mi colaboración en el especial Vacaciones del Cuaderno del Yeti,
Podéis verlo y descargarlo en este LINKAZO