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Channel: Academia de Chimpancés (con peluca)
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Calentamiento parcial

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No soy la marmota Phil y pese a ello, conozco la meteorología oscense a la perfección. Parece que llega la primavera, sí, pero todavía quedan 3 semanas (como mínimo) de crudo invierno. Irán apareciendo como les venga bien. Quizás en marzo.
Por eso voy a hablar de prendas de abrigo. Como no lo escriba pronto, se le irán las vitaminas.

La gestión del abrigo suele ser una cosa de madres. Y la mía tiró la toalla en seguida cuando vio que yo no soportaba la bufanda. Me pica. Me agobia. El gorro de lana tampoco caló en mí. Y eso que tenía un gorro fabuloso con la bandera de Aragón.

Si me agobiaban la bafunda y el gorro, imaginaos el pasamontañas. Pffff. Da un calor integral muy agradable y es como un disfraz de atracador, pero a los 10 minutos yo me sentía nadando dentro de una sopa de fideos.

Los guantes ya eran otra cosa. Hoy en día se me olvidan en casa. Salvo para correr, nunca pienso en ellos. ¡Tengo bolsillos en el abrigo para dar cobijo a las manos!
Los guantes antes tenían talla. Pero luego sacaron aquellos guantes pequeñicos que se adaptaban al tamaño de cualquier mano. A mí me pareció uno de los avances más importantes de la década de los 80. Yo creo que fue una consecuencia directa de la inversión en tecnología durante la carrera espacial.

Dejo lo más polémico para el final. El esquijama. Y no me refiero a dormir con él, que en épocas de calefacción floja era una cuestión de supervivencia. Hablo de su segunda utilidad. La de ponerse el esquijama debajo de la ropa (el chándal, por ejemplo) para salir al campo de buena mañana en invierno. Le vais a poner mil pegas, pero esa genialidad salvó vidas.


Despedimos conexión igual que la iniciamos, con el monete con abrigo que apareció un día de invierno en un Ikea.
Uno de nuestros grandes ídolos.



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